viernes, 11 de noviembre de 2011

"Plantar un árbol, tener un hijo, escribir un libro"

José Martí, decia que para trascender en la vida y dejar una huella, nuestra semilla, nuestro legado y nombre para el futuro había que "Plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro". 

Me gustar estar al lado del camino, me gusta pensar que la vida es un gran cuento... escrito por Dios, este creador sueña para nosotros aventura, lugares exóticos, amores únicos; nosotros cual actores, solo debemos entregarnos a ese gran cuento y fluir. A veces el creador complica la trama, nos pone situaciones extremas, me gusta pensar que todo tiene un sentido, un para qué. El arte trabaja con claro-oscuros, para que exista la luz se necesita la oscuridad, para valorar la alegría se necesita la tristeza. Nos cuesta aceptar las maravillas que el creador nos regala, buscamos la felicidad pero no creemos en ella, le miramos los dientes al caballo regalado e interferimos en el cuento. Hay que aceptar el rol que el creador nos da en su cuento... y ocuparlo, porque ese rol es el mejor para nosotros, y amigados con el cuento saber que avanzamos hacia un final feliz, el creador ama los finales felices. Si nos entregamos al creador y permitimos que cuente su cuento a través nuestro, nos llenará de maravillas, habrá cada día un final feliz, sólo nos pide a cambio que demos testimonio de su cuento, que dejemos un legado para los que vendrán y seguirán este cuento eterno. Plantar un árbol, tener un hijo, escribir un libro, se supone que son las cosas que toda persona debe hacer, son legados, testimonio de nuestro paso por el cuento. Si uno lo permitiera, la vida nos llevaría por el camino que queremos caminar, pero nos cuesta confiar, nos cuesta darle la mano a la vida y dejarnos conducir, y es tan sencillo... sólo se trata de soltar amarras y dejarnos llevar, dejar que el viento nos lleve a donde debemos ir, porque cuando uno está en el lugar donde debe estar... todo fluye, todo es como debe ser. La felicidad de cada uno esta cerca, al alcance de la mano, lo buscamos afuera, lejos, pero está muy cerca, tan cerca que a veces no lo vemos. La vida esta llena de señales que nos conducen a nuestra felicidad, sólo hay que poder verlas. El creador sabe como contar su cuento, nos da la sed para después darnos el agua, nos da la tristeza para darnos la alegría, nos da la soledad para darnos el amor, nos hace caminar por la oscuridad para llegar a la luz. El creador sabe mover las piezas del rompecabezas, tiene el hilo con el que uno los retazos. Si se lo permitimos el Dios conduce a cada uno hacía su propia felicidad.